Una de las características de la producción de Muñoz Sola fue el dominio de varios géneros a los que se dedicó a lo largo de su vida. Quizás fue especialmente conocido por los numerosísimos retratos que realizó, pero son obras que, como es natural, se encuentran en los domicilios de los retratados o sus familias, y por eso son conocidos solo por un reducido número de personas. También cultivó el paisaje, como detallaremos en una entrada posterior, y el bodegón.
En esta exposición se ha reunido un grupo importante de bodegones, alrededor de una docena, en los que vemos cómo el pintor, partiendo de la tradición española de composiciones de fondos muy oscuros sobre los que se destacan los objetos, se recrea en la representación de las calidades y superficies de las cosas: uvas, melocotones, granadas, hojas, ciruelas... frutos del campo navarro.
El virtuosismo de estas composiciones, su verdad y fidelidad al natural, no exenta de una cierta dosis de emoción, hacen que, en algunas ocasiones, se hayan convertidos en auténticos iconos y seña de identidad para Navarra.
El virtuosismo de estas composiciones, su verdad y fidelidad al natural, no exenta de una cierta dosis de emoción, hacen que, en algunas ocasiones, se hayan convertidos en auténticos iconos y seña de identidad para Navarra.
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