Pedro Luis Lozano Úriz ha publicado en Diario de Navarra ayer dos de junio esta estupenda y personal crónica, que ha tenido a amabilidad de enviarnos para poder incluirla en este blog.
Como siempre, le agradecemos su atención y la dedicación que presta a la obra de Miguel Echauri y a la labor de la Fundación.
Pedro Luis Lozano Úriz
Un
alma romántica
Título: Paisajes
con alma
Sala: Fermín Echauri
Horario: Lunes a viernes de 10:00 a 14:00 y de 17:30 a 20:00 horas.
Hasta el 30 de junio.
Bajo
el sugerente título de “Paisajes con alma” la Fundación Echauri
presenta una nueva exposición que debemos enmarcar dentro del esfuerzo que
desarrolla por mostrar y recopilar la extensa obra del pintor Miguel Echauri.
Debo señalar,
antes de nada, que ésta es esta una labor que va consolidándose y que nos está
permitiendo disfrutar, en pequeñas dosis, del trabajo de este autor. Una
iniciativa loable que tiene el aliciente añadido de dar a conocer obras
difíciles de ver, al pertenecer a propietarios privados. La suma de estos
esfuerzos puede dar lugar, además, a la recopilación general de su producción
en un catálogo razonado que esperemos pueda llegar a publicarse.
El protagonista
elegido para esta edición ha sido el paisaje, un paisaje denominado “con alma”.
Ahora bien, ¿qué quiere añadir, en realidad, esa coletilla anímica? A mi
entender la respuesta podríamos obtenerla al alargar la frase para añadir que
ese alma es un alma romántica.
Y este último
calificativo viene a justificarse porque creo que, aunque hay obras diferentes
y de épocas distintas, todos los cuadros ponen de manifiesto un intenso y
profundo romanticismo. Algunas piezas, incluso, encajarían bien en la escuela
alemana del diecinueve con esos grandes macizos rocosos superpuestos a un cielo
encendido.
Sea acertada o
no mi apreciación, lo que no es cuestionable es el hecho de que hay un espíritu
impreso en este conjunto de lienzos. Y que, además, ese espíritu transmite una
intensa complejidad de sentimientos partiendo, justamente, de una reducción
estética a elementos mínimos.
La contención
de los recursos, la parquedad y quietud pétrea de los modelos, el silencio
interior y la sobriedad de la paleta, junto al contraste lumínico, logra
justamente el efecto contrario: una energía extensa y variada, repleta de
matices y posibilidades. Ahí surge el romanticismo.
Creo que un
detalle que muestra bien la contención que domina en las escenas es la
reducción del espacio dedicado a los cielos. Tradicionalmente los celajes han
sido un recurso muy utilizado, gracias a las posibilidades que siempre ofrecen
los efectos atmosféricos pero Miguel Echauri reduce el cielo a su mínima
expresión. Los suyos son apenas una escueta franja en las zonas superiores del
cuadro, casi colocados por obligación. Pero justamente por ello, desde su
mínima contracción consiguen un efecto mayor, más esencial, contrastado y
sugerente sobre las masas de fuerza que constituyen las zonas dedicadas a la
tierra.
Más allá de
analizar un recurso pictórico u otro, la sensación general que transmite esta
exposición es la de una estética personal seria y coherente, mantenida a lo
largo de los años. En definitiva que pone de manifiesto, una vez más, el buen
fundamento artístico y el compromiso personal de un autor que, en esta ocasión,
nos desvela, a mi entender, un alma absolutamente romántica.